¿Dónde se tiran los guantes y las mascarillas? | Consumer

2022-11-07 15:26:49 By : Ms. Lisa Zhang

Desde que arrancó el estado de alarma, la organización medioambiental Ecoembes recibe un 45 % más de consultas al día sobre la gestión de residuos. La crisis de la COVID-19 ha inundado nuestro país de nuevos artículos cotidianos de los que no sabemos bien cómo deshacernos. Si hace unos meses nadie llevaba mascarilla para salir a la calle, hoy hay al menos una en todos los hogares, sobre todo desde que el Gobierno recomendó su utilización a mediados de abril. Lo mismo sucede con los guantes, también dispensados en serie en hospitales, fábricas, supermercados y comercios que van entrando en la Fase 1. Su uso masivo está contaminando el planeta, ¿qué podemos hacer para minimizar el daño?

Tanto las mascarillas higiénicas como las quirúrgicas y las autofiltrantes o EPI (FPP1, FPP2 y FPP3) tienen una vida corta. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Sanidad recomiendan cambiarlas tan pronto como estén húmedas, sucias o deterioradas, y no reutilizarlas. Aunque las del último grupo protegen a quien las lleva durante un número mayor de horas, todas deben reemplazarse con frecuencia. En el caso de que puedan reutilizarse, el fabricante deberá indicar en el envase por cuánto tiempo y cómo lavarlas, aunque conviene recordar que podrían perder su eficacia.

También los guantes (ya sean de látex, nitrilo, goma o plástico) han de cambiarse a menudo, ya que no hacerlo a menudo resulta más contraproducente que llevar las manos desnudas. Saber cómo quitárselos resulta fundamental, puesto que se trata del momento en el que el riesgo de contaminación es mayor, como recuerda el Consejo General de Enfermería. Para evitar el contacto con posibles patógenos, solo hay que manipularnos por su cara interna; es decir, por la que queda pegada a la piel.

Todos estos artículos efímeros son necesarios para protegernos de la COVID-19 y deben utilizarse siguiendo las instrucciones de la Administración y las autoridades sanitarias. Lamentablemente, no están hechos de materiales biodegradables ni pueden entrar a formar parte del círculo de reciclaje. Por ello, hay que extremar las precauciones al deshacerse de ellos y seguir los siguientes pasos:

En el caso de que el material de protección haya sido utilizado por una persona enferma por coronavirus, deberá depositarse en un cubo o papelera aparte dentro de su habitación y, en vez de dos bolsas, utilizar tres. En ambos casos, siempre hay que lavarse bien las manos después de manipular los residuos.

Aunque depende de la temperatura y de las condiciones ambientales, los científicos estiman que el coronavirus puede permanecer alrededor de siete días en una mascarilla. También afirman que su presencia dura más en el plástico que en otros materiales. Si no se reciclan bien estos artículos protectores, los agentes patógenos pueden propagarse y afectar a otras personas, además de generar un gran impacto en espacios naturales. Por ello, conviene recordar algunas pautas básicas:

“En las actuales circunstancias debemos insistir en un mensaje muy claro: los guantes, mascarillas y demás material de protección deben ir siempre al contenedor gris, nunca al amarillo. Igual que la basura que se genere en una casa con algún miembro contagiado: siempre al gris. Y en el resto de hogares, seguir reciclando como siempre”, subraya Sara Güemes, coordinadora de Ecoembes del Proyecto Libera. Desde allí se ha denunciado la aparición de múltiples desechos de este tipo en los cascos urbanos y en la naturaleza desde que comenzó la desescalada, algo que confirman los operarios de limpieza y los vecinos de distintos municipios en redes sociales.

Organizaciones ecologistas como Greenpeace coinciden en afirmar que la salud de las personas está por encima de cualquier otra meta, pero lamentan que la lucha contra el coronavirus no vaya a traer consigo un planeta más verde. A mediados de marzo, miembros de Ocean Asia encontraron miles de mascarillas usadas en las playas del archipiélago de Soko, que se encuentra entre Hong Kong y Lantau, un desastre que previsiblemente se repetirá en muchos otros puntos del planeta si la población no toma conciencia. Algunos fabricantes, como la empresa valenciana Closca Design, apuestan mientras tanto por mascarillas lavables y reutilizables para tratar de minimizar el problema.

El estado de alarma se decretó en España solo ocho días después de que nuestro país se adhiriese al Pacto Europeo de los Plásticos, una iniciativa internacional que pretende acelerar la transición hacia la economía circular de este material para 2025. La Unión Europea tenía previsto prohibir los plásticos de un solo uso a partir de 2021, pero la irrupción del coronavirus lo va a poner difícil. Parece inevitable que el mundo vaya a llenarse de guantes, mascarillas, toallitas, geles, pantallas faciales, mamparas protectoras o batas impermeables, al tiempo que aumentan los envoltorios plásticos en los supermercados o en los envíos por correo. Por eso, quizás la contribución más inmediata que puede hacer del consumidor medio a favor del planeta sea depositar estos residuos en el lugar correcto.

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